Quiero tatuarme en la piel todo lo que conserva mi alma, por el miedo que provoca el día en que se borre de mi recuerdo cada detalle y me queden sólo sensaciones exquisitas llenas de colores sin luz, paisajes sin código postal, o sonrisas sin identidad. Quiero tatuarme en la piel, todo lo que guarda el alma; cada lágrima y tropiezo, cada letra y cada verso. Quiero tatuarme la piel, con tinta indeleble al tiempo. Quiero tatuar mi piel, indeleble al tiempo.
lunes, 24 de noviembre de 2014
viernes, 7 de noviembre de 2014
Correr en compañía
Correr acompañado es una de las actividades más placenteras de las que podemos disfrutar y puede llegar a ser mejor que correr solo, si el grupo o la pareja que se forma comparte la manera con que se vive este deporte. Por ejemplo, salir a trotar y platicar nos permite ser más empáticos con nuestro par, incrementa la confianza en la comunicación y nos ayuda a resolver crisis personales, incluso cualquier tema que surja durante la charla nos parecerá más interesante y agradable que si estamos sentados tomando un café. Si lo que se pretende es salir a correr con todas las fuerzas una distancia que representa un reto, lo ideal es hacerlo acompañado, porque entre dos la distancia se vuelve mucho más fácil y una de las claves para lograrlo es ir sincronizados en cada zancada, y al ritmo de la misma respiración; definitivamente sabes cuando se logra esa resonancia porque la carrera deja de existir, las emociones están por encima de los pensamientos y el plano físico pierde importancia; ahí, donde las almas se tocan entre sí.
martes, 2 de septiembre de 2014
Lucy
Hoy tuve oportunidad de ver la película "Lucy", y luego de leer las críticas que respaldan los hombres de ciencia, donde la ubican fuera de la realidad y sin fundamentos lógicos, me atrevo a decir que soporto la teoría que se postula durante la trama, que soy fiel partidario de la base en la que suceden los hechos y que sueño el día que se logre tal cometido. Y hasta me atrevo a señalar hazañas documentadas de hechos relacionados. Como tener la sensación de echar un vistazo al futuro o la de mirar hacia una ubicación remota.
lunes, 21 de julio de 2014
El aire huele a invierno
martes, 15 de julio de 2014
El pato y el perro
Había una vez un pato que caminaba en la pradera, alegre y animado.
Muy pronto se encontró preocupado, las nubes del cielo no se hicieron esperar y una fuerte tormenta empezó a azotar.
La fortuna de nuestro amigo pato, una casa de madera encontró.
-¡Haré de este mi hogar! -dijo el pato- y el frío y la lluvia quedaron atrás.
Feliz estaba cuando a lo lejos una desgracia observó.
Un perro sin dueño, mojado y con frío a su puerta llegó.
-Esta casa está ocupada -gruño el perro, triste y desconsolado.
-Anda, te daré la mitad de mi hogar -dijo el pato-, no estés desanimado.
Y al instante la casa se dividió.
La lluvia y el viento entraron y quedaron fríos y mojados.
-Tengo frío, tengo frío cuacuá.
-Me estoy mojando, me estoy mojando guaguá.
-¡Unamos nuevamente nuestro hogar para el frío alejar!
La casa unida el calor guardó y de moraleja y lección sirvió.
Que antes de la casa partir, feliz nos hará compartir.
Pato y perro hoy viven felices así.
FIN
sábado, 29 de junio de 2013
El nudo de papá
De los viajes con mi papá, aprendí un nudo que aumenta la fuerza que se imprime al sujetar algo, lo practiqué tanto hasta descubrir que no sirve cuando queda en un borde pues se pierde la tensión y se deshace. Una noche estábamos de gira por Durango cuando mi padre realizaba su nudo y este quedó colocado en el borde de la escenografía; me tranquilicé, despojé mis manos, me acerqué a la camioneta y me quedé junto a la puerta. En ese momento mi padre tiró de la cuerda con fuerza, de espaldas hacia la puerta, me sujeté a la camioneta y le escuché decir: "hola, flaco". Un golpe se escuchó en el aire, mi padre se precipitó hacia donde estaba esperándolo, agradeciéndole por el nudo que me enseñó.
viernes, 10 de agosto de 2012
El vino se nos agrió
en el mueble que lo guardaba;
porque no hubo tiempo,
la fortuna lo impidió
y había otras cosas por hacer.
Por esos viajes agotadores,
por las charlas cotidianas,
y ese tiempo,
que como humo se escapó.
Ni la verdad más cruda
o la mentira más colorida
lo impidió...
Así tan rápido,
como el tiempo
que se nos fue.
viernes, 3 de agosto de 2012
Don Botello
sábado, 16 de abril de 2011
Casi muero
Un día, bajaba desesperado del Ajusco a 70Km/h. Recuerdo que el paraíso estaba en llamas y me arrepentía de haber apostado todo por una empresa que no tenía futuro ya. En mi pensamiento sólo existía una urgencia, la de abrazarme a ti, la de aferrarme a la posibilidad de poder hacerlo bien, esta vez. Miraba a la distancia la luz del siguiente semáforo, y en cada tope yo me aferraba al manubrio de la moto, pero no me detenía; el siguiente semáforo, en verde, y continuaba bajando desenfrenadamente, emocionado, alegre. Otro semáforo en verde, y... un taxi. Un puto taxi que se saltó la luz roja, me puso el alto. En la misma calle de Acanto. ¡Eres un pendejo!, le dije al taxista para mis adentros; pero me lo decía realmente a mí, porque no tenía control sobre mi vehículo, porque iba acelerado por llegar. Todo se redujo a tres posibilidades: esquivarlo, saltarlo, o estrellarme de lleno. Me hice bolita y azoté contra la ventana de la puerta trasera derecha. Y del golpe, hasta mis lentes de sol se enchuecaron por el impacto entre el casco y la ventana. Luego caí al suelo, donde intenté incorporarme y nada... me desplomé mientras el taxista se intentaba dar a la fuga, que al final ni me pagó nada por el daño hecho a mi moto, porque yo sabía que también fue culpa mía. Pero los trabajadores de la funeraria que estaba en la esquina, lo habían detenido diciéndole que sí, que se había brincado el semáforo. ¿Sí leíste?, ¡había una funeraria en la esquina!. Por eso digo que ese día casi muero. Ya ni siquiera intenté arrancar mi motocicleta, me subí a ella y la dejé correr, apagada, por la picacho Ajusco porque a dos cuadras había un taller de Italika. ¿Te puedo dejar mi moto?, está bien, sí, espero la cotización, gracias. Y seguí mi camino hacia Tasqueña. Llegué del lado del OXXO, no recuerdo cómo, pero estaba lejos desde ahí para encontrarte. ¿Y luego?, Ya luego, no recuerdo mucho, creo que no te conté lo de mi moto, creo que no platicamos mucho. En el lago con la luz de la luna, se iluminaban las nubes y te platiqué que de ese color yo veía los sueños, que a veces mis sueños se iluminaban como estaba iluminada la noche, entre azul y gris, a media luz. Quizás para intentar alargar el momento, para intentar que olvidaras, que desde siempre te ofrecí, la intermitencia de mi presencia.
viernes, 10 de diciembre de 2004
Para no quererte tanto
viernes, 24 de septiembre de 2004
Mi primer beso
para no perder el tiempo,
de pronto me acerqué
y me quedé sin aliento.
Nuestros labios se encontraron solos,
con un brazo rodeé tu cintura,
con el otro acaricié tu espalda,
y en mi mente ahí, se dibujaba
este beso pero sin palabras.
Y no dejaré
de decirle que me encanta.
No negaré
que sonríe cuando habla.
Y no olvidaré
que en sus ojos algo me guardaba
y se borró
cuando le dije que iba a enamorarme,
mientras pensaba en volver a besarle.
Su cintura parecía algo más
y con lo suave de sus labios
me llevaba a otro lugar,
donde estaba sólo ella a mi lado.
Nuestros labios se buscaron solos,
con sólo un brazo tomé su cintura,
con el otro acaricié su espalda,
y en sus labios ya se dibujaba
este beso pero sin palabras.
Y no dejaré
de decirle que me encanta.
No negaré
que sonríe cuando habla.
Y no olvidaré
que en sus ojos tiene una mirada
que es tan sexy y tan alocada
que me obliga a volver a amarla.
Y seguro hasta volvería a besarla.




