jueves, 25 de junio de 2015

Eres gordo, eres feo

-¡Eres gordo!, ¡Eres feo!, ¡Hueles mal! -me dijo.

Tomé mis miedos doblándome dentro de mi espíritu. No lo consideré un impedimento, para nada, no hasta ahora, cuando mis habilidades como ingeniero me prometían un buen futuro laboral. Me quedé mudo y pensaba en esas palabras, me rompía por dentro y no sabía cómo reaccionar. Pensé que le gustaba, pensé que me quería. Entiendo que no me conoció gordo, pero es lo que soy, hoy. Se me rompen los botones de las camisas, el del ombligo para precisar, me sofoco si me agacho, y mi sudor no se maquilla con el desodorante. Soy el mejor en mi trabajo, y aunque me siento vacío y triste, siento algo de poder, y sin mí, las cosas no funcionarían, o eso creía yo.

-¡Amigo, estás muy repuestito! -dijo ella, otra ella.

Sumí la panza intentando disimular, presumí que me iba bien en el trabajo. Curiosamente, las posiciones eran visiblemente claras midiendo el tamaño de la barriga, que aumentaba conforme lo hacía la jerarquía laboral.

-¡Orale mono, vamos a correr! -me dijo aquél mono.

Yo, de botas, pantalón de vestir y camisa, corrí los 880 metros de la pista de tezontle en Bosque de Tlalpan, sudando a mares, oliendo a rayos. No volví a correr.

Un año después volví a correr y...

-Sufro como no te imaginas, es muy doloroso, me duele el pecho, se llena de mucosidad mi garganta, no puedo respirar, el médico me recomendó medicamento, para algo relacionado con el asma o algo así me explico, que puede ser alergia a los árboles o alguna cosa como esa... y no volví a correr.

Porque no aguanto un kilómetro. Porque no tengo las cualidades físicas.

Un año después volví a correr. Distancia máxima: 1.5km, corriendo 3 meses, 2-4 veces a la semana.

Como no mejoro y sigue doliendo el cuerpo, decido dejarlo. De una vez por todas.

-¿Correr o morir?, ¿Un libro?, leamos -me dije- ¿es neta?, ¿36 horas corriendo?, Seguro corta ruta, posa para la foto y se va, eso no se puede.

-Inscríbete a esta carrera, aunque trotes, luego camines, luego trotes -me dijo aquél, otro aquél.

CORRÍ SIN PARAR, 5Km. Por primera vez en la vida, sin entrenar, y lloré de emoción en la meta. 32 min.

Luego intenté repetir la hazaña y no pude. Fin.

-"Nacidos para correr", ¿otro libro?, leamos -me dije, otra vez.

"Correr a un ritmo en el que seas capaz de mantener una conversación"

-Hola, tú corres diario, ¿verdad?, corramos para que pueda platicar con alguien -le dije a ella, la que me dijo repuestito.

Corrimos y platicamos, 5km, 10km... En una semana de correr... ¿Será magia esto?

-"Correr, comer, vivir", ¿otro libro de correr?, ¿cuántos de correr habrá?, leamos -me volví a decir.

Carbohidratos, proteínas, grasas, jugos, yerbas, recetas, fisioterapia, enfermedad degenerativa, amistad, enemistad, matrimonio, ruptura, pensión, amor. ¿Hay tantas cosas en el correr?, ¿Hay tanto en la vida? -leía y pensaba...

-"De qué hablo cuando hablo de correr" y su manera dura que tiene Murakami para correr.

-"Why we run" y me chuté a Bernd Heindrich en inglés.

-"Chi running" y un nuevo modo de correr que me permite irme corriendo al trabajo, 13km, y llegar sin una gota de sudor ni cansado. ¿Neta?

-¿En dónde está el límite?, otro libro más que me inyecta la curiosidad por hacer triatlón y que por eso me inscribiera a cursos de natación, ahí en Deportivo Plateros.

-"Inmersión Total", otro libro ahora para aprender a nadar. Y así, en la ida, 3km corriendo, nadar una hora, regresar corriendo a casa, 3km.

Luego a correr mi primer maratón. Y ganarle a todos, a todos mis miedos.

Seguir corriendo, cada que puedo, cada que quiero. Las calles son mías y me pertenecen. Voy al súper, corriendo. Al trabajo, a veces corriendo, al cine, a la tienda... a todos lados, corriendo.

La vida es mía, y es más mía, corriendo.

... Un día corrí en la montaña... pero esa no es una historia para contar hoy.

miércoles, 24 de junio de 2015

Dieta

Tú, que le temes a las calorías, que las quemas corriendo, o que eso deseas; como ser inanimado, como palo de escoba encogiendo la frente: ¡Grita!, ¡Canta!, ¡Sueña!, ¡Juzga!, ¡Piensa!, que más calorías se queman por la actividad que nos distingue entre los vivos, que los miedos sólo sirven de bóveda para lo que deseamos desechar, que más energía utiliza el que sonríe y critica que el que sumido en los tabúes sigue a lo que parece natural. O eso pienso yo.

jueves, 11 de junio de 2015

¿Cuánto vale?

Cuánto vale un beso para quien busca el amor, como el valor que otorga el loco a su primera impresión, como se admira la flor en la escasez de visión o se añora el hogar cuando muy lejos ya está.

Cuánto vale la vida si ya no tiene sabor, cuánto vale el dinero cuando no puede comprar, cuánto vale el odio si no hay fuerza de acción, cuánto vale todo si no se sabe apreciar.

Cuánto valen tus tenis que te lesionan, cuánto vale el amigo que desorienta, cuánto vale el amor que te destruye, cuánto valgo yo, que sólo escribo.