Te amo, con mi forma rara de querer; espinosa y ácida, elocuente y voraz, con dientes y manos torpes, pensamientos ineptos, traumas y dudas existenciales, miedos y lágrimas, risas bobas, chistes tontos, hecha a la forma de cuentos de hadas y novelas románticas, cuentos de terror e infantiles, y de listas de supermercado, adaptada para caminar en todo terreno, viajar en auto o viajar en metro, correr descalza, correr contenta, andar de día como de noche, abrazada de ti o tomándote la mano, y tan glotona para ir por el café con pan dulce y las quesadillas grasosas o tortas que llenan el alma, o el estómago, postres dulces, helados y jugos, y también con esa falta de estándares raros, porque esta es más rara, que hasta disfruta el sabor de tu saliva, y el sabor de tu sudor, así te amo, con mi forma rara de querer.