jueves, 8 de diciembre de 2016

Un ser de otro mundo

Te había reconocido
desde tiempo atrás,
en la nitidez de tus sílabas,
en la armonía de tus vocales
que de tanto en tanto se desordena
por la premura de tu métrica,
de tu prosodia acelerada.

Estabas ahí,
suspendido en tu cálida sonrisa
y entonces me llamaste
sin intención, sin aparente volición,
y como quien va pasando
te respondí tímidamente.
Pronto supe
que la intuición nunca falla.

Te revelaste enseguida
en todo tu ser:
transformador de la cotidianidad
en poesía, en libertad,
jinete de los vientos,
explorador de horizontes,
domador de peligros
y cazador de sueños antiguos.