-Pero, ¿cómo sabes que te has enamorado?
-No lo sé.
-Quiero decir, ¿cuánto tiempo hace falta para enamorarse?
-Hay quienes afirman que basta un segundo para que suceda. Yo tampoco lo creía.
-¡Pero cómo puedes estar tan seguro!
-Deja que te cuente, y me respondes.
-Me ha bastado un segundo. El mismo que he tardado en mirarle, Tiene unos ojos y una boca.
-Pero eso lo tenemos todos.
-Tiene unos ojos que despiertan mi pasado, con luces de futuro y sensaciones de paz. Tiene una boca que me envuelve en confidencia. No promete paz, cabe aclarar. Se me antoja más llamarle picardía.
-¿Pero de verdad crees eso?
-Tiene una forma de abrazar. Tiene una forma de mirar. Tiene una forma de besar.
-¡Como todos, obviamente!
-Me llena de su ser, con su mirada.
-¿Eso piensas?
-¡Eso siento!
-Y le alegra mi presencia, me lo ha dicho.
-¿Qué te dijo?
-¡Me dijo que está feliz!
-¿Cuál ha sido la razón?
-¡Tú!, me contestó.