Antes, preguntaba a qué hora sales al pan y me funcionaba pero hace un tiempo que no lo logro, he perdido el toque y me deprime cuando contestan “yo no como pan”. Duele, y no es que me duela el rechazo, es más profundo. Me duele la privación que se toman, a cambio de agradar a los demás. Digo que no es como antes porque antes no me importaba pero hoy me importa encarecidamente porque de eso vivo, porque de eso como, porque yo soy el que vende el pan.