En mi intensidad y en mi ensueño, en mi melancolía y romanticismo, en mi debilidad, en mi terquedad y en mi naturaleza temerosa; tener un paliativo como el Status Quo me hace sentir consuelo en esta viscosidad humana repleta de cambios perpetuos.
Los pensamientos destructivos que aseguran mitigar las pérdidas y liberar los recuerdos, me atormentan, me atan y me desesperan. La desazón me prohibe seguir, la inquietud de tenerte entre mis manos y ahora no más, me abate.
Mis recuerdos son lo único que cohesiona mi espíritu a esta tierra. Desde la mañana y hasta el anochecer, se reproduce infinitamente una serie de días escogidos, en los que las imágenes son tan claras que parece que puedo tocar las mismas texturas, respirar los mismos aromas y probar los mismos sabores; ver los mismos lugares y experimentar los mismos sentimientos. Indescriptivos, coloridos y tan reales que sólo pueden provocarme náuseas cuando doy en ello, en su invalidez.
Me impaciento, te invento, te sufro. No logro superarlo, pero ha sido lo mejor, lo mejor para ti, lo mejor para los dos. Lo sé porque lo repito a diario, de años, hasta hoy.
Los pensamientos destructivos que aseguran mitigar las pérdidas y liberar los recuerdos, me atormentan, me atan y me desesperan. La desazón me prohibe seguir, la inquietud de tenerte entre mis manos y ahora no más, me abate.
Mis recuerdos son lo único que cohesiona mi espíritu a esta tierra. Desde la mañana y hasta el anochecer, se reproduce infinitamente una serie de días escogidos, en los que las imágenes son tan claras que parece que puedo tocar las mismas texturas, respirar los mismos aromas y probar los mismos sabores; ver los mismos lugares y experimentar los mismos sentimientos. Indescriptivos, coloridos y tan reales que sólo pueden provocarme náuseas cuando doy en ello, en su invalidez.
Me impaciento, te invento, te sufro. No logro superarlo, pero ha sido lo mejor, lo mejor para ti, lo mejor para los dos. Lo sé porque lo repito a diario, de años, hasta hoy.